Nuevas expresiones estéticas: El papel social del arte

La práctica, los actores y los objetos de arte no existen en un vacío sociológico. Cada elemento extrae sus formas y contenido de recursos simbólicos, acumulados y transmitidos a través de generaciones, reflejando relaciones de poder contextuales específicas dentro de las sociedades. La creación artística también añade nuevos significados a tales recursos, adquiriendo así la capacidad de transformar las relaciones sociales. A veces es un mensaje y un llamamiento obvio en su falta de ambigüedad, como la famosa pintura La Libertad guiando al pueblo de Delacroix o el Estudio Revolucionario de Frédéric Chopin. En otros casos, su obra y actividad adquieren un carácter capilar, tal como lo describe Michael Foucault. La naturaleza social de las artes a veces es difícil de identificar. Por ello, crea y refleja estados de ánimo y emociones sociales de una forma más efímera y elusiva, penetrando y enraizándose en los intersticios de las estructuras sociales, donde, como una gota de agua, perfora nuevos cauces para nuevas expresiones estéticas y la realización de las necesidades sociales. En estos intersticios, el poder de los símbolos se encuentra con los símbolos del poder. Sus fusiones y transfusiones reordenan las figuras en una danza continua de existencia social. Gracias a estas figuras es posible seguir valores y jerarquías sociales reflejadas en la arquitectura, la música, la pintura, la literatura, el cine o el arte cotidiano como la moda, la publicidad, la calle y las artes aplicadas.

Reunámonos en Cracovia, el símbolo de la ciudad en sí mismo, donde el arte se ha enredado en muchas formas de luchas nacionales, políticas e ideológicas durante siglos.